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Definiendo los objetivos de la formación. De lo global a lo específico.

Por fin llegamos a un capítulo destinado más a hablar de fútbol y que a mí  al menos me encanta porque es la base de todo formador. Vamos a partir de una definición global y a desmenuzarla hasta descubrir los principios más básicos, que son los primeros que vamos a enseñar. 

La idea global. ¿En qué consiste el fútbol?

La idea global. ¿En que consiste el fútbol? En marcar más goles que el rival. Pero eso es un objetivo a largo plazo.  Necesitamos objetivos más concretos que podamos cumplir en cualquier momento del juego. Resulta que en un partido nuestro equipo puede estar haciendo dos cosas. Atacar o defender, y que el balón puede estar en tres lugares del terreno de juego: en la zona de inicio, en la de creación o en la de finalización.

Si estamos atacando, ¿cuál es nuestro objetivo?

Si estamos atacando, ¿cuál es nuestro objetivo? Marcar diréis algunos. Pues no. Esa es la intención, pero no debe ser el objetivo. No puedes corregir a un jugador que mete un gol desde medio campo. Pero si ha metido uno, volverá a intentarlo otra vez, y en todos los partidos. Intenta cumplir el objetivo que le has indicado. Entonces el objetivo debe ser otro, o nuestro jugador estará tomando malas decisiones.

Si estamos defendiendo, el objetivo tampoco puede ser  recuperar la pelota.

Si estamos defendiendo, el objetivo tampoco puede ser  recuperar la pelota. Si nos marcan gol, recuperamos la pelota. Pues que no nos marquen gol. Vuelve a ser la intención, pero no el objetivo.  Cuando tengamos el balón nuestro objetivo va a ser crear la mejor ocasión de gol posible. Cuando no lo tengamos tendremos que evitar la mejor ocasión de gol posible. ¿Cómo vamos a lograr nuestros objetivos?  Pues hay una regla básica que debemos intentar cumplir tanto en ataque como en defensa.
Debemos intentar disputar el balón en zonas del campo donde tenemos superioridad numérica, evitar la igualdad numérica e impedir la inferioridad numérica. Además en ataque, deberemos buscar la superioridad posicional y evitar la superioridad posicional del contrario en defensa.
Para los que no os suene la superioridad posicional, es aquella en la que un jugador se encuentra en inferioridad numérica pero por su situación tiene ventaja respecto a sus defensores. El ejemplo más claro lo encontramos en el delantero situado entre dos centrales al  que le llega un balón interior o un centro para el remate.

  • Si ya tenemos el balón en una zona de superioridad numérica. ¿ahora qué? Deberemos aprovecharla mediante la técnica colectiva (por ejemplo paredes). 
  • En igualdad, los jugadores pueden optar por aumentar la presencia (apoyos) o superar líneas con acciones técnicas individuales o colectivas (regates, creación de espacios). 
  • En inferioridad, la mejor opción siempre parece un cambio de orientación para buscar una zona de superioridad.

Si no tenemos el balón

Si no tenemos el balón, en superioridad numérica podemos ejercer presión. En igualdad numérica, podríamos utilizar el marcaje y la anticipación y en inferioridad, el repliegue o la falta técnica.
Entonces tendremos que enseñar a nuestros jugadores técnicas y tácticas individuales y colectivas para que sepan qué son, cómo se realizan, cuándo y dónde. Pongamos como ejemplo un ataque en superioridad dos contra uno.  
Estoy seguro de que cualquiera que haya entrenado ha puesto en práctica este ejercicio. Dos jugadores salen desde medio campo y se enfrentan a un defensa y el portero.
Este ejercicio tiene el gran problema de que suele presentar grandes colas, pero nos va a permitir obtener muchos datos de nuestros jugadores.

  1. Si la primera pareja comienza pasándose la pelota continuamente hasta llegar al defensa, mal vamos. Probablemente ninguno de los dos sepa como resolver la situación ni la confianza necesaria para intentarlo. Que falle el otro.
  2. Uno de ellos coge la pelota y avanza, intentando evitar al defensa o incluso reganteándolo. Acabamos de perder la superioridad numérica y jugamos uno contra uno. El jugador tiene confianza, pero toma malas decisiones.
  3. El que tiene la pelota no la suelta y se dirige directamente a por el defensa, sin dudar y a toda velocidad. Antes de entrar en el área de acción del defensa, cambia a un ritmo de desplazamiento bajo, pero con una frecuencia de golpeo de balón alto. La idea es que si el defensa intenta realizar una entrada, el balón estará lo suficientemente cerca de su pie, que además se mueve a mucha velocidad, como para cambiar la trayectoria del balón. El compañero sin balón se desplaza a su lado, siempre por detrás de la pelota para no incurrir en fuera de juego. No puede estar demasiado cerca y tiene que llegar desde fuera hacia dentro, para poder atacar el balón cuando se lo pasen y buscar la línea recta hacia el palo más cercano. 

Cuando el compañero con balón tiene fijado al defensa y antes de sobrepasar la línea que le dejaría en fuera de juego, grita su nombre. ¿Su nombre? Normalmente suelen gritar el nombre del que tiene la pelota, pero yo no termino de verle el sentido. Si yo fuese un defensa y me hubiese aprendido el nombre, también lo gritaría, y no es falta técnica. Llámalo pillería.

¿Qué información le estoy proporcionando al que lleva la pelota?

Pero lo que no termino de entender es ¿Qué información le estoy proporcionando al que lleva la pelota? Pues la de que hay alguien, seguramente de mi equipo, que avanza por un costado. Pero si me dice su nombre en vez del mío, puede que como compañero, sepa si puedo darle el balón en profundidad o mejor no lo hago correr mucho. ¿Y lo de correr hacia el palo más cercano? Pues es que la jugada aún no ha terminado.Si el jugador corriese hacia el centro de la portería, el portero también se colocaría en el centro. Los ángulos de disparo desde una diagonal son algo inferiores al ataque por el centro, dependiendo de la salida del portero, aunque suficientes para marcar. Pero la idea no es marcar, sino repetir el dos contra uno y dejar el segundo palo sin opciones para el portero. El jugador sin balón ataca el área bien separado para tener más opciones de llegar si el pase queda largo.

Como formadores debemos evitar precipitarnos antes de proponer un ejercicio.

Aún no hemos terminado.Como formadores debemos evitar precipitarnos antes de proponer un ejercicio. Si lo hacemos, seremos los primeros en darnos cuenta de que todavía no es el momento de realizarlo, por muy bueno que sea, y posiblemente ya los jugadores piensen que es un mal ejercicio. No debe ocurrir.
Hemos hablado de conducción a máxima velocidad, conducción a baja velocidad pero mucha frecuencia, pases y remates. ¿Nuestros jugadores saben llevar un balón controlado a máxima velocidad? Puede ser, les encanta hacerlo. Pero, ¿y a baja velocidad y con alta frecuencia? Si no lo han hecho nunca, lo más probable es que golpeen la pelota demasiado fuerte y la pierdan o que la pisen y caigan. ¿Y si tienen que dar el pase o rematar con su pierna no predominante? Hay niños diestros, zurdos y niños que siendo diestros, manejan la izquierda y siendo zurdos, manejan la derecha. La diferencia la encontramos en que a los dos primeros no les han enseñado.

El golpeo con la pierna no predominante

Vamos por partes. El golpeo con la pierna no predominante. Lo primero que hacemos los entrenadores y padres es decirle al niño, “dale con la otra”. Son niños, pero no son tontos. Tienen edad por muy pequeños que sean de saber cual es la izquierda y cuál la derecha. Si mientras golpean nos ponemos justo detrás, y nos agachamos, lo primero que vamos a ver es un niño desequilibrado. En su pierna predominante, apoya el pie y alinea la cabeza en vertical sobre el pie de apoyo. En la pierna no predominante, el apoyo suele estar bien, pero su cabeza tiende a alinearse sobre donde estaría su pie predominante. Vamos a quitar el balón de enmedio y vamos ponerlo a la pata coja sobre su pie no predominante. Si hace falta le damos la mano, porque lo que necesitamos que entrene no es el golpeo sino su equilibrio. Nos aseguramos que su cabeza está en la vertical con el pie apoyado y esperamos a que se estabilice. Podemos ir cambiando de pierna para no cansar al niño. Una vez tenemos dominado el equilibrio, es la hora de realizar el gesto técnico del golpeo, aún sin balón. De nuevo perderán el equilibrio pero lo recuperaran mucho más rápido. Cuando consigamos que ese movimiento de golpeo ya no les haga desequilibrarse, es el momento de meter un nuevo elemento, ahora sí, el balón.

¿Qué hemos aprendido?

¿Qué hemos aprendido? Que aprender a sumar y multiplicar al mismo tiempo no es buena idea. Que la información debe llegar de forma gradual y no debemos pasar al siguiente nivel hasta no haber asimilado toda la información del nivel en el que estamos. ¿Alguna idea para la baja velocidad? Por supuesto. Quitamos el balón del ejercicio. Si no son capaces de coordinar el movimiento de pies, no esperes que además lo hagan con un balón de por medio.
Tanto si has aprendido como si no, o estas más o menos en desacuerdo, me gustaría que te hicieses una pregunta. ¿Saben tus jugadores lo que tú piensas que deberían de hacer en cada situación de juego? ¿Sabes tú lo que piensan ellos? Pues igual es un buen momento para que intercambiemos opiniones y entre todos definamos nuestro estilo de juego. Mal seguro que no le va a hacer a nadie.

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